En 1950 los fontaniegos fueron testigos y partícipes de uno
de los acontecimientos marianos de mayor relevancia que muchos pueblos de
Andalucía vivieron en plena mitad del siglo XX. Llegó a Fuentes de Andalucía la
imagen de la Virgen de Fátima Peregrina, de tan milagrosa advocación
portuguesa.
Una devoción que surgió en la localidad portuguesa de
Fátima, tras varias apariciones de la Virgen entre el 13 de mayo y el 13 de
octubre de 1917 a tres pastorcillos, convirtiendo el lugar en santuario y foco
de peregrinación de la orbe cristiana.
Hecha según las indicaciones de la hermana Lucía, única
superviviente de los tres pastorcillos, la primera imagen de la Virgen
Peregrina de Fátima fue ofrecida por el Obispo de Leiría, zona a la que
pertenece Fátima, y coronada solemnemente el 13 de mayo de 1947. A partir del
13 de mayo de 1948, la imagen recorrió el mundo entero, provocando una rápida
expansión de la devoción a la advocación de Nuestra Señora del Rosario de
Fátima.
Después de más de medio siglo de peregrinación, en el que la
imagen visitó 64 países de los distintos continentes, algunos de ellos varias
veces, la Rectoría del Santuario de Fátima entendió que no debería volver a
salir habitualmente, sólo por alguna circunstancia extraordinaria, y desde el
año 2000, recibe culto en el citado Santuario. Aunque para dar respuesta a las
inmensas peticiones, fueron hechas varias réplicas de la primera imagen
peregrina que siguen visitando los puntos de la tierra donde es solicitada su
presencia.
La llegada a Fuentes tuvo lugar el domingo 5 de noviembre de
1950 convirtiéndose en todo un magno acontecimiento para la población, que
alentada por las autoridades municipales y eclesiales había engalanado las
principales calles del pueblo por las que pasaría la Virgen durante su estancia
en Fuentes con arcos florales, y vistiendo de gala fachadas, ventanas y
balcones.
La corporación municipal, autoridades religiosas y
militares, la Banda de Música Municipal y todo el pueblo recibieron a la
comitiva en la entrada de Fuentes, en la Cruz Juan Caro, desde donde el cortejo
discurrió hasta la Plaza de España entre la multitud. Allí el secretario del
Ayuntamiento dio lectura al acta de la Corporación en la que constaba el
acuerdo de consagrar la villa a Nuestra Señora de Fátima, leyendo la fórmula el
alcalde, José Rodríguez de Moya y Picornell, y colocando a sus pies el bastón
de mando distintivo de primer edil junto con el acuerdo municipal.
La Virgen fue llevada posteriormente a la Iglesia
Parroquial, donde se celebró una solemne función y quedó expuesta a la
veneración de los fieles durante toda la noche, en la que se organizaron
numerosos turnos de vela y se rezaron infinidad de rosarios.
Al día siguiente, lunes, el día había sido declarado festivo
y la Virgen siguió recorriendo en sus andas y rodeada de multitud las calles de
la localidad, visitando los conventos de las Hermanas de la Cruz y las Madres
Mercedarias, siendo portada a hombros por numerosos vecinos y saliendo a su
paso las personas enfermas e impedidas buscando la intercesión de la Virgen en
la mejoría de su salud. Tras todos los actos celebrados, fue despedida por el
gentío en la Estación durante la jornada del lunes 6 de noviembre, donde
también se contó con el acompañamiento de la Banda de Música, siguiendo la
peregrinación hacia otros pueblos y abandonando Fuentes por la carretera de «La
Platosa».
En el pleno de la Corporación de 30 de septiembre de 1950,
el Alcalde dio «cuenta de la próxima llegada a esta villa de la Virgen
Peregrina de Fátima, en su recorrido por los pueblos de la Diócesis. Su llegada
está anunciada para el día cinco de noviembre y durante su estancia en la
localidad se realizarán diversos actos religiosos. A nosotros nos cabe el
honor, entre estos actos, el de llevar a cabo la consagración del pueblo al
Corazón de María acordada previamente por el Ayuntamiento Pleno del que se dará
lectura pública con el fin de dar carácter oficial a su venida. A estos efectos
vería oportuno excitar el fervor religioso de los vecinos, para que en su día
adornen las fachadas de sus viviendas con flores, colgaduras y levantando arcos
en honor a la Stma. Virgen y declarando festivo el día laborable que haya de
permanecer entre nosotros y organizando en fin cuanto en honor de la milagrosa
imagen pueda ser grato a sus ojos. Propuesta del Sr. Presidente que la
Corporación estima oportunísima y haciéndola suya por unanimidad la de proveer
en forma de acuerdo del que se redactará copia certificada para su puesta a los
pies de la Virgen. Al propio tiempo, teniéndose en cuenta que para atender a
los gastos de peregrinación solo disponen los Rvdos. Padres de las limosnas del
pueblo, se autoriza al Sr. Alcalde para que en nombre de este Ayuntamiento
aporte la cantidad que estime oportuna».
Tal fue la repercusión de la visita de la Virgen a Fuentes,
que propició la expansión de su devoción en el pueblo fontaniego, y durante los
años 1951 y 1952 se realizó, sufragado por suscripción popular y una importante
aportación de Victoria Huertos Muñoz, una imagen de la Virgen de Fátima y un
camarín en la Iglesia Parroquial.
Victoria Huertos, esposa de Manuel Muñoz Conde, médico y
alcalde de Fuentes durante la IIª República, fue nombrada camarera de la
Virgen, habiendo ocupado en mismo menester en la Hermandad de la Vera Cruz,
donde atendía a María Santísima del Mayor Dolor.
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